El reto de las iglesias ante la pandemia del COVID-19
- Dra. Elba Rivera González
- 8 jun 2021
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 30 sept 2021
Por Dra. Elba Rivera González / PERIODICOELLAURELPR.COM
El Centro para el Control y Prevención de Enfermedades, por sus siglas en inglés CDC y la Organización Mundial de la Salud (OMS) (2019) identificaron un brote de enfermedades respiratorias causado por un coronavirus novel. Este virus denominado COVID-19, desató una crisis económica y de salud pública a nivel mundial. Este escenario se complicó para Puerto Rico, debido al impacto de los huracanes Irma y María que azotaron a la isla en el 2017 y los terremotos ocurridos en la región sur de P.R para el 2020.
Del mismo modo, esta pandemia también ha impactado de forma directa a las comunidades de fe. Los servicios religiosos tuvieron que hacer ajustes importantes en sus actividades litúrgicas. Esto resultó en un reto para los ministros y sacerdotes que estaban frente a sus congregaciones. Actualmente, las iglesias en Puerto Rico y a nivel mundial tuvieron que modificar sus estrategias para ofrecer sus liturgias para prevenir la propagación del virus dentro de las iglesias y garantizar que el mensaje restaurador llegase a las comunidades. Ya que el mismo es un aliciente para el manejo de la crisis situacional por la que pueblo atraviesa.
Debido a la pandemia, el CDC y el gobierno de PR establecieron medidas para prevenir, controlar y eliminar la trasmisión del COVID – 19. Estas medidas establecidas para evitar el contagio, aunque necesarias, han tenido un efecto nocivo en las vidas de las personas. Algunas estrategias fue el cierre de lugares, incluyendo la iglesia para garantizar el distanciamiento físico y social. Esta estrategia empleada para reducir la propagación de la enfermedad promovió el aislamiento social, aumentó el estrés y la ansiedad en los individuos. Estas medidas provocaron una gama de emociones negativas como son: miedo, rabia, ansiedad, preocupación, con las que la gente se le hizo difícil lidiar. Por otro lado, la Oficina de la Procuradora de las Mujeres, por sus siglas OPM (2020), indicó que el número de víctimas de violencia doméstica se duplicó durante el cierre por orden ejecutiva al compararlo con los primeros dos meses del año.
Ante este cuadro, las iglesias tuvieron que cambiar sus liturgias presenciales a unas sincrónicas en líneas. Las iglesias adscritas a concilios ofrecieron recomendaciones de como continuar ofreciendo las liturgias para ofrecer un mensaje esperanzador. Estos concilios desarrollaron planes de contingencias para asegurar que la palabra de Dios continuara llegando a las vidas de las personas necesitadas. Los líderes de los concilios protestantes motivaban a los pastores y feligreses a continuar con sus cultos de manera remota y ver en la crisis una oportunidad de crecimiento espiritual. Sin embargo, las iglesias independientes no tenían esa alternativa por no tener un organismo que le impartiera recomendaciones. Esta situación los llevó a desarrollar sus propias estrategias en respuesta a la pandemia. Otras iglesias determinaron cerrar por carecer de conocimiento científico de como manejar la situación.
Cabe destacar, que las iglesias de forma general enfrentaron grandes retos para cubrir las necesidades de índole espiritual y emocional de la población puertorriqueña. Entre los retos enfrentados se puede mencionar las siguientes: uso del fb para continuar evangelizando, selección de una herramienta para ofrecer las clases bíblicas y posterior los cultos o liturgias, evaluar la necesidad de feligreses en relación con la tecnología y dispositivos inteligentes, establecer guías o protocolos para el proceso de cierre y reapertura, educar a los lideres para el establecimiento y cumplimiento del protocolo, educar a la feligresía sobre la pandemia de COVID 19. Adicional, se tuvo que establecer nuevos horarios de culto, reorganización de la iglesia para cumplir con las agencias gubernamentales en relación con el cupo establecido, mantener comunicación vía telefónica con personas que atravesaban cuadros depresivos y de ansiedad desencadenados por la pandemia, entre otros.
Debemos destacar, que a pesar de registrarse un incremento de contagios de COVID 19 en la isla, el por ciento de contagios ocurridos en iglesias luego de su reapertura fue mínimo. Según, la reportera Pares (2021) indica que un miembro del ministerio musical de una parroquia en Arecibo se contagió en su trabajo detectándose posterior cinco casos de COVID-19 entre sus voluntarios. Ante esta situación, la parroquia cerró preventivamente sus puertas. Adicional a este caso en particular, se desconoce las estadísticas de contagios de COVID 19 surgidas en iglesia luego de su reapertura. Lo que se puede concluir que los protocolos establecidos en las iglesias han sido rigurosamente implementados para así prevenir, controlar y eliminar la trasmisión del COVID 19 dentro de las comunidades de fe.
En conclusión, la coordinación de cultos virtuales para la feligresía en la pandemia ha sido un desafío para las iglesias. En la actualidad, las iglesias en P.R están abierta ofreciendo cultos en diferentes horarios y tratar de cumplir con la nueva orden ejecutiva de cierre. Esta situación a llevado a las iglesias a buscar medidas creativas para garantizar la evangelización y predicar el mensaje de salvación a las almas. Por otro lado, los diferentes concilios conocen de este reto y se mantienen actualizados en relación con la pandemia del COVID 19 para mantener las guías establecidas actualizadas.

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